jueves, 29 de septiembre de 2011

“LACTANCIA MATERNA: EL MEJOR REGALO DE LA VIDA”



                                                                                        L.N. Margarita del Carmen Aguilar Guerrero.


La lactancia materna es el alimento que recibe el neonato o el lactante y que procede de su madre. La lactancia natural se basa en administrar al bebé la leche de una mujer que no es su madre, en la actualidad, esta forma de alimentación está poco difundida, a pesar de que se está empezando a recoger leche humana en los bancos de leche. Hasta el momento, y en lo que respecta a su composición, la leche materna no ha podido ser igualada por ninguna leche modificada; la leche humana es un compuesto variable y adaptable al niño. El inicio de la lactancia materna tendría que ser para la madre uno de los mejores momentos tras el nacimiento de su hijo.[1]

Algunos otros autores denominan la lactancia materna con distintas definiciones, tal es el caso de Casado, al mencionar que en “la especie humana, la lactancia materna forma parte del ciclo reproductor de la mujer y está circunscrita al periodo posparto. En los últimos años, nadie duda de su calidad para el óptimo crecimiento y salud del recién nacido y lactante, también son reconocidas las ventajas para las madres, la familia y la sociedad en general”.[2] Otra definición es la de Viña, el cual dice que “El éxito de la lactancia materna se basa en una buena información recibida antes del nacimiento y en aprender correctamente la técnica de la lactancia en los primeros días de vida, [3]y por último, Riaño aporta que “la leche materna es el mejor alimento que una madre puede ofrecer a su hijo para su desarrollo físico como para el psicológico y afectivo, por tanto la lactancia es beneficiosa para todos los países del mundo”[4].

Por ello, el amamanta es alimentar, compartir, proteger y comunicarse, de este modo podemos decir que, la lactancia materna se define como el acto de dar al lactante el alimento que procede de su madre. La alimentación al pecho es el mejor método de alimentación del niño en su primera infancia; se trata de un proceso fisiológico que permite la nutrición del infante sin necesidad de recurrir a otro alimento.

LA LECHE HUMANA

La leche humana es un fluido vivo que se adapta a los requerimientos nutricionales e inmunológicos del niño a medida que éste crece y se desarrolla. Se distingue: la leche de pretérmino, calostro, leche de transición y leche madura.

La leche de pretérmino contiene mayor cantidad de proteínas y menos cantidad de lactosa que la leche madura. Esta combinación es más apropiada para el niño pretérmino e inmaduro, que tiene mayores requerimientos de proteínas. Sin embrago algunos recién nacidos que nacen con menos de 1,500 gr pueden requerir suplementar la lactancia materna con fortificadores que contengan calcio, fósforo y proteína. La lactoferrina y la inmunoglobulina A (IgA) también con más abundantes en la leche de pretérmino.[5]

La leche humana en el recién nacido pretérmino contiene los perfiles fisiológicos de lípidos y aminoácidos esenciales. Ofrece mejor digestibilidad y absorción de principio inmediatos, presencia de enzimas activas y factores anti infecciosos, micronutrientes en cantidades fisiológicas, baja osmolaridad, especificidad de especie con biodisponibilidad única y protección frente a enterocolitis necrotizante. También promueve la maduración más rápida del tracto gastrointestinal, protege frente a infecciones nosocomiales y mejora la función retiniana. [6] La gran mayoría de los prematuros no tendrán dificultades de alimentación, ya que son capaces de amamantarse directamente del pecho de su madre desde el momento del nacimiento.[7]

El calostro contiene menos cantidades de lactosa, grasa y vitaminas hidrosolubles que la leche madura, y mayor cantidad de proteínas, vitaminas liposolubles, carotenos y algunos minerales como Sodio y Zinc. El betacaroteno le confiere el color amarillo y el sodio un sabor ligeramente salado.[8]

En el calostro la concentración promedio de IgA y lactoferrina está muy elevada, y aunque se diluye al aumentar la producción de leche, se mantiene una producción diaria de 2-3 gr de IgA y lactoferrina junto a los oligosacáridos, que también  están elevados en el calostro (20 g/L). Una gran cantidad de linfocitos y macrófagos (100 000 mm3) confieren al recién nacido una eficiente protección contra los gérmenes del medio ambiente.[9]

La leche de transición es la que se produce entre el calostro y la leche madura, y su composición cambia desde el séptimo día hasta quince días después del parto. Durante esos días, los niveles de proteína, inmunoglobulinas y vitaminas liposolubles disminuyen, y aumentan la lactosa, las grasas, vitaminas hidrosolubles y el valor calórico total.[10]

La leche madura tiene gran variedad de elementos. La variación de sus componentes se observa no sólo entre mujeres, son también en la misma madre, entre ambas mamas,  entre lactadas y en las distintas etapas de la lactancia.

COMPOSICIÓN DE LA LECHE HUMANA MADURA.

Los principales componentes de la leche son: agua, proteínas, HC, grasas, minerales y vitaminas. También contienen elementos traza, hormonas y enzimas.  El lactante puede regular a voluntad la composición de la leche modificando tres factores; el tiempo entre toma y toma, la cantidad de leche ingerida en cada toma y si toma un solo pecho o los dos. La concentración de proteínas es la diferencia más importante en comparación con la leche de vaca, la proporción de proteína sérica es 70% y la caseína 30%. La caseína es una proteína con una baja solubilidad en medio acido, por lo cual es de menor absorción. La proteína sérica se digiere mejor y al ser estable en el medio acido facilita el vaciamiento gástrico.[11]

Las inmunoglobulinas de la leche materna son diferentes a las del plasma, tanto en calidad como en concentración. La IgA secretora es la principal en la leche materna; otras como la IgA sérica, IgM, IgE, IgD y la IgG tiene niveles en el calostro pero desciende en los primeros días. [12]

Los ácidos grasos EPA y DHA participan en la formación de la sustancia gris y en la mielinización de las fibras nerviosas. Se forman a partir de los ác. Linoléico y linolénico, respectivamente. Su contenido es alrededor de 4 veces mayor en la leche humana que en la de vaca.

La concentración de vitaminas en la leche madura es óptima para el niño, pero puede variar según la ingesta de la madre. El contenido de la vitamina K es bajo en la leche materna, por lo cual se sigue manteniendo las indicaciones de su dosis intramuscular al nacer para evitar el riesgo de enfermedad hemorrágica en el recién nacido.  El contenido de vitamina D de la leche humana es bajo; esta vitamina hidrosoluble no se procesa en el tracto gastrointestinal sino a través de la piel y en presencia de la luz solar.[13]

Además de todo lo mencionado, también contiene 19 diferentes hormonas gastrointestinales, entre ellas la colecistoquinina, gastrina e insulina, las cuales estimulan el crecimiento de las vellosidades intestinales al incrementar la superficie de  absorción y la propia absorción de calorías con cada alimentación.[14]

PROMOCIÓN DE LA LACTANCIA MATERNA.

La alimentación al pecho materno ofrece al lactante un óptimo inicio en la vida, el desarrollo psicofísico más adecuado y la mejor protección frente a problemas de salud suyos y de su madre.

Esta afirmación tiene evidencia y una fuerza de recomendación con relevancia que muchos tratamientos de uso habitual, sin embargo, en todo el mundo sigue habiendo bajas tasas de inicio de la lactancia materna y su duración media es corta por abandonos precoces. Ello condiciona pérdidas de protección de la salud con consecuencias adversas importantes para mujeres y lactantes, y de protección social para la comunidad y el entorno (al causar un aumento del gasto sanitario y un incremento de las desigualdades en salud de la población).

Se trata, por tanto, de un problema de salud pública importante que exige la puesta en marcha de medidas de promoción y apoyo, prioritarias y urgentes, pero que carece del respaldo suficiente de las autoridades y de los profesionistas de la salud. Un buen diseño, evidencias claras y estrategias factibles ayudarán a mantener una buena promoción de la lactancia materna.

Barreras para el inicio de la lactancia

Inducen amuchas madres a no escoger la lactancia materna como el método de alimentación:

ü  La utilización de la alimentación con biberón como norma en medios de comunicación (publicaciones, televisión) y la publicidad de la industria fabricante de sucedáneos inducen a muchas mujeres  y familiares a la errónea creencia de que “lo normal” es alimentar al lactante con sucedáneos.

ü  Determinados mitos sociales (miedo a perder la silueta o la deformación de los senos, temor a la pérdida de libertad de la mujer) empujan a otras mujeres a elegir la lactancia artificial.

ü  Un bajo nivel sociocultural o la pertenencia a determinados grupos sociales favorece que la alimentación artificial se complemente como un signo externo de progreso o riqueza.

ü  Las condiciones laborales precarias o permisos laborales muy cortos obligan a algunas madres a no amamantar a sus hijos o a realizar abandonos precoces.

ü  La separación madre-hijo en el periodo perinatal, por problemas en el parto o del recién nacido (enfermedad materna, bajo peso al nacimiento, prematuros, cesáreas), dificultan el establecimiento del vehículo y de una feliz lactancia.

ü  Las dificultades con lactancias anteriores o lactancias sin éxito, propias o de mujeres del entorno, empujan a muchas madres a no iniciar el amamantamiento.


Barreras para mantener la lactancia

Una vez establecida la lactancia, hay determinadas circunstancias que empujan o provocan el abandono precoz. Estas circunstancias serían los medios sociales y las propias del Sistema de Salud.

Barreras Sociales.

ü  La falta de cultura del amamantamiento condicionan escaso apoyo social y familiar a la madre que amamanta y , en ocasiones, descalificación de la mujer que amamanta después de los primeros meses.

ü  Las practicas publicitarias, con distribución de muestras de leche artificial, biberones o chupones en farmacias y comercios, por correo o internet de incentivos en forma de regalitos o descuentos favorecen la introducción de estos sucedáneos y el abandono progresivo de la lactancia.

ü  La escasez de medidas de apoyo a la madre lactante con trabajo remunerado, en la legislación y en los lugares de trabajo, ponen a muchas mujeres ante la disyuntiva de trabajo o lactancia.

ü  El desconocimiento de los riesgos de la alimentación con sucedáneos y la necesidad cultural de medir lo que toma el niño contribuyen, en ocasiones al abandono precoz.

ü  Determinados problemas culturales y sociales para amamantar en público favorece el abandono precoz en muchas madres.


Barreras en el propio sistema de salud.
A pesar de la evidencia disponible y de que e sistema de salud y sus profesionales afirman conocer los beneficios de la lactancia materna, en la práctica diaria, su influencia sobre la lactancia no es, en muchos casos, adecuada:

ü  Por actitudes pasivas o neutrales en los momentos críticos, como la falta de información y apoyo pre y postnatal a la madre y su familia.

ü  Por la utilización inapropiada de la publicidad de sucedáneos de leche materna en las instituciones y fuera de las mismas o por la distribución de muestras de leche artificial, biberones y chupones en Centros de Maternidad.

ü  Por falta de formación teórica o practica que lleva a los promotores de salud a ofrecer soluciones inadecuadas a problemas durante la lactancia.

ü  Por el uso de prácticas inadecuadas que interfieren activamente con la lactancia, al inicio o en el mantenimiento: rutinas incorrectas, separaciones innecesarias, actitudes negativas, consejos inapropiados y retiradas de lactancia por motivos injustificados, por ignorancia o por prejuicios infundados.

FACTORES Y SITUACIONES QUE CONDICIONAN RETRASO EN LA LACTANCIA

Desde que se comprobó que el retraso en la lactogénesis aumentaba el riesgo de abandono de la lactancia, se han llevado a cabo bastantes estudios para conocer los factores que condicionan ese retraso.

La causa más frecuente de retraso es el estrés de la madre y del niño durante el parto y postparto. El nivel de estrés ha sido confirmado tanto por determinaciones de cortisol en saliva de la madre antes, durante y después del parto, como por niveles de glucemia en sangre de cordón o cuestionarios para valorar ansiedad durante el parto.

Los grupos de mayor riesgo de estrés son: las madres primerizas –sobre todo si tienen hijos grandes–, los partos prolongados, extenuantes o con maniobras dolorosas, las madres que llevan muchas horas sin dormir antes del parto, y las que necesitan cesárea urgente por sufrimiento fetal.

En la madre el estrés actúa bloqueando el reflejo oxitócico que limita el vaciado alveolar, en el niño por la adaptación al pecho de su madre y una succión débil. En ocasiones, la falta de succión del niño se convierte también en motivo de estrés para la madre.

Otros factores asociados a retraso en la subida de leche son la succión defectuosa del niño durante las primeras 24 horas, la prematuridad y el bajo peso de nacimiento, los pezones planos o invertidos, la administración de líquidos suplementarios o leche artificial el segundo día de vida, y el uso de chupones.

La mayor utilidad que ofrece conocer esta relación, es poder prevenir a la madre de que va a ocurrir un retraso en la subida de leche, para evitar una dosis añadida de estrés por el retraso. Además, la identificación de estos riesgos permite establecer ayuda extra a estas madres hasta que la lactancia se complete con éxito.

En las madres de recién nacidos pretérmino la producción más baja de leche puede deberse en parte al uso de corticoides antes del parto. Se supone que los corticoides compiten con la progesterona por los mismos receptores en la mama y que el tratamiento con corticoides desplazaría la progesterona induciendo un inicio parcial de la lactogénesis antes del parto.

También entre las madres con diabetes mellitus insulinodependiente es habitual un retraso entre 15 y 28 horas respecto a las madres normales. En ellas, el retraso puede deberse a la dificultad para utilizar la glucosa en la síntesis de lactosa, que posiblemente influye también en el retraso que tienen las madres obesas (IMC >29 kg/m2) o con sobrepeso (IMC= 26-29 kg/m2).

Entre las madres con diabetes gestacional, sólo hay retraso si asocian obesidad. En todos estos casos el retraso no afecta la producción de leche a partir del 7º día. Aunque es inhabitual, la persistencia de niveles elevados de progesterona es el motivo del retraso cuando hay retención de fragmentos placentarios o quistes productores de progesterona.

MITOS E INCONVENIENTES DE LA LACTANCIA PROLONGADA

Posiblemente, el mayor inconveniente de la lactancia prolongada en estos momentos se relacione con la pérdida de la cultura del amamantamiento, que puede ejercer presión psicológica o cierto aislamiento de aquellas madres que siguen amamantando a sus hijos más allá de las pautas consideradas actualmente como normales.

No hay evidencia alguna que demuestre que la lactancia prolongada sea causa de enfermedad psíquica o física en el hijo o en la madre, por lo que no hay razones médicas para recomendar ni imponer el destete por motivos de edad.

No es cierto que la lactancia prolongada produzca una mayor caída de los pechos. Diversos factores como la edad, la genética, el embarazo y en último lugar la lactancia son responsables de dicha caída. Hacer el destete de forma gradual y nunca de modo brusco facilita que se mantengan firmes.

Una falsa idea es que el niño no será capaz de destetarse sólo. Todos los niños dejan el pecho de forma espontánea, más tarde o más temprano, aunque la madre no induzca el destete. El niño de dos años puede seguir recibiendo el aporte lácteo necesario con tres o cuatro tomas diarias al pecho, junto con una alimentación variada, basada en la dieta familiar (ofrecer diariamente frutas, verduras y carne, pescado, pollo o huevo).

No es cierto que la lactancia interfiera con el apetito por otros alimentos, como lo demuestran estudios con niños malnutridos de países pobres. A estas edades, muchas madres ofrecen el pecho por la mañana y por la noche, siendo aconsejable el aporte de otros productos lácteos (queso, yogurt y otros) durante el día. Por todo ello, es preciso desmitificar las lactancias prolongadas y dejar la decisión del destete a la madre y a su hijo.

PRINCIPALES ESTRATEGIAS PARA APOYAR LA LACTANCIA PROLONGADA

ü  Promover un mejor conocimiento del desarrollo del bebe amamantado y su consideración como norma biológica, para lograr un manejo más adecuado del seguimiento de la lactancia.
ü  Se sabe el momento adecuado en que es necesario asociar otros alimentos a la leche materna, pero no parece existir ninguna razón médica para recomendar el destete en un determinado momento. No hay que olvidar que todas estas recomendaciones generales son orientaciones y en su aplicación deberemos ser flexibles y respetuosos con los deseos de los bebés y las costumbres de sus familias.
ü  Es necesario desarrollar prácticas de promoción y apoyo de la lactancia materna, las cuales junto con la mejora de la formación de los profesionales, han demostrado que son eficaces para aumentar la intensidad y duración de la misma.
ü  Puesto que no está demostrado perjuicio alguno en la lactancia prolongada y hay indicios suficientes de que pueda ser beneficiosa para la salud del bebé y de su madre, el pediatra debe ser especialmente cuidadoso en el apoyo a la madre que desea amamantar a su hijo más allá de los 2 años, y evitar que sus prejuicios influyan a la hora de aconsejar.



BIBLIOGRAFÍAS


[1] AGUILAR CORDERO…Op Cit. P. 3
[2] CASADO, ME. “Lactancia Materna desde la perspectiva de la mujer”. España, Julio 2003.
[3] VIÑA, “Lactancia Materna: un futuro prometedor”. Granada, ELsevier, 2000.
[4] RIAÑO, 2003.
[5] DELGADO DE GUERRA, Xiomara. “Nutrición Pediátrica” 2º ed. Venezuela, Panamericana, 2009. P. 84
[6] Guía práctica para profesionales cobre lactancia materna, 2006. http//acciones/archivos/doc_48.pdwww.hvn.es/invest_calid_docencia/bibliotecas/publicf
[7] Idem.
[8] DELGADO DE GUERRA…Op cit. P.85
[9] Ibid.

PROBLEMAS FRECUENTES QUE INFLUYEN EN EL ESTADO NUTRICIO DEL ANCIANO


Al evaluar los componentes de la dieta es necesario considerar algunos factores, tal vez menos destacados en otras edades, pero relevantes en esta etapa.

  • Un elemento determinante a la posibilidad de acceso a los alimentos es el estado funcional del organismo.
  • Por ejemplo los adultos mayores con problemas de osteoartrosis de cadera y/o rodillas y cuya capacidad para deambular se encuentra restringida.
  • La rehabilitación favorece la mejora en el estado funcional, es un paso crucial para facilitar el acceso a los alimentos y debe ser una prioridad en todos los casos.
  • Es importante considerar no solo el nivel socioeconómico, sino también la estructura de la red de apoyo social que rodea al individuo en cuestión, donde ciertamente prevalecen la soledad  y la falta de estímulos.
  •   En los casos de abandono, la socialización y el desarrollo de servicios asistenciales con comedores  comunitarios, la provisión de alimentos a domicilios o en última instancia el ingreso a instituciones públicas de asistencia (asilos), son los únicos recursos para prevenir o remediar las alteraciones nutricias consecutivas. Por desgracia, en nuestro medios tales apoyos existen solo en contadas ocasiones.
  • Una cuidadosa atención en torno a los efectos secundarios de los medicamentos en la esfera digestiva, debe ser la regla en estos casos.
  • En este grupo de edad la elevada incidencia de padecimientos que conducen a alteraciones demenciales obligan a prestar atención e este factor.
  • En los casos flagelantes de demencia, hay que considerar la aun más elevada prevalencia de trastornos benignos de la memoria que hacen poco fiable la información obtenida en forma retrospectiva a través del interrogatorio y obligan, siempre que esto sea posible, al registro prospectivo de la información.

Las anomalías señaladas en los párrafos anteriores son más frecuentes entre los ancianos con menos recursos económicos.
Con seguridad, esto es particularmente grave entre los viejos de nuestro país, cuyo nivel de ingresos en la inmensa mayoría de los casos se reduce en forma drástica de la jubilación.

Por desgracia en nuestro entorno social actual se carece de información al respecto.



Recomendaciones generales en torno a la alimentación del anciano
           .  La alimentación del anciano es algo más que la ingestión de alimento, ha de ser un vehículo para nutrirle, mantenerle bien física  y psíquicamente, y también para proporcionarle placer y distracción, a veces la única que puede tener.
Por ello al mencionar las necesidades nutritivas y los alimentos que las pueden cubrir, valoramos una serie de factores tanto o más importantes que la propia alimentación:
A)   Los hábitos alimentaros adquiridos a lo largo de  la vida, con el fin de no cambiarlos si no existe una patología que lo justifique.
B)   El estado emocional y la salud mental son elementos determinantes en esta etapa para asumir las recomendaciones dietéticas y de cualquier tipo que se sugieran.
C)   La capacidad de hacer vida social. Es bueno buscar compañía para comer. Comer solo es sinónimo de comer mal o hacer menús desequilibrados.
D)   Grado de actividad y posibilidad de mantenerla en algún nivel. Lucha contra el sedentarismo mejora la evacuación, los niveles cálcicos  y proteicos ayuda a abrir el apetito de los ancianos con anorexia.
E)   Digestiones: proponer comidas de fácil digestibilidad para mejorar la capacidad de absorción de los nutrientes.
F)   Apetito: debe mantenerse para hacer una ingestión adecuada. Se deben buscar alicientes para estimularlo, Ej.: gran variedad de menús, presentación atractiva.
G)   Dentadura: debe mantenerse en buenas condiciones higiénicas y mecánicas. Cuando existan problemas dentarios, puede recurrirse al cambio de consistencia de alimentación, haciéndola blanda o triturada según le convenga.
H)   Insomnio: se combatirá mediante la actividad física y la terapia ocupacional.
I)     Por último, es preciso  valorar las posibilidades de buscar un especialista Lic. En Nutrición para valorar las enfermedades  reales o potenciales y el estado de salud en general para que sugiera  recomendaciones alimentarías así como dietas especiales cuando se presentara una enfermedad.








L.N. TANIA ELIZABETH RODRIGUEZ MARTíNEZ

MEDICAMENTOS QUE PUEDEN INTERFERIR CON EL ESTADO NUTRICIO DEL ADULTO MAYOR



MEDICAMENTO
MECANISMO DE INTERFERENCIA
EFECTO EN EL ESTADO DE NUTRICION
Antihistamínicos
estimulación del apetito
Ganancia de peso
Antihipertensivos
Efectos en la motilidad del tubo digestivo
Mala absorción
Antiinfecciosos
Inactivación de enzimas
Reducción del metabolismo de los hidratos de carbono
Antineoplásicos
Daño en la mucosa intestinal
Malestar e indigestión. Reducción en la absorción de vitamina B12, carotenos, colesterol y lactosa.
Analgésicos
Anorexia y estreñimiento
Pérdida de peso y malestar
Antirreumatoides
Daño en la mucosa intestinal
Reducción en absorción de vitamina B12, carotenos, colesterol y lactosa
medicamentos para el sistema nervioso central
Supresión o estimulación del apetito, daño en el metabolismo y utilización de nutrimentos
Perdida o ganancia de peso. Deficiencia de vitamina D
Hipoglucemiantes
Aumento del apetito
Ganancia de peso
Antidepresivos
Estimulación del apetito
Ganancia de peso
medicamentos para el tubo digestivo
Formación de complejos con los nutrimentos. Alteración del pH. Efectos sobre la motilidad. Interferencias con la bilis. Supresión de apetito
Mala absorción generalizada de micronutrimentos. Perdida de calcio y fosforo. Pérdida de peso.
Inmunosupresores
Pérdida de apetito
Pérdida de peso



El apoyo familiar y social al anciano es importante; sin embargo, es necesario que el clínico, apoyado en profesionales de las áreas como de trabajo social, psicología y nutrición, detecte el origen de las carencias, para encontrar soluciones viables y oportunas.
Los ancianos están sujetos a numerosos riesgos nutricios.
Es necesario recordar esto para establecer con oportunidad medidas de prevención.
La identificación del deterioro y la intervención nutricia temprana pueden evitar algunas de las complicaciones de la desnutrición y disminuir ostensiblemente el riesgo de morbilidad y mortalidad en el anciano.

USO DE FARMACOS EN EDAD AVANZADA                            .            
      La correcta prescripción de fármacos en el anciano tiene la mayor importancia dado que este grupo  esta frecuentemente poli medicado y la frecuencia de reacciones adversas  es elevado:

Entre 65 y 90% de los ancianos consumen algún medicamento.

Entre un 25% a 50% cometen errores en la administración de medicamentos, cifras que aumentan al incrementarse el número de fármacos prescritos.

Estudios de fármaco vigilancia en hospitales han establecido una relación de esta edad dicen que  aumentan a 25% en adultos mayores de 80 años hospitalizados.



L.N. TANIA ELIZABETH RODRIGUEZ MARTINEZ

jueves, 22 de septiembre de 2011

Impacto de la Alimentación en la Sociedad Mexicana

L.N. Margarita del Carmen Aguilar Guerrero.


El panorama nutricional de México es complicado, en particular por la llamada transición epidemiológica en que se encuentra el país, caracterizada por la persistencia de antiguos problemas de nutrición y salud ligados a la pobreza. La falta de ingresos es una de las causas más importantes que impiden a la población obtener una dieta adecuada. Debido a que México es un país de grandes contrastes donde prevalece la diversidad económica, social y cultural de su población lo que hace difícil el determinar que factor compete más en el estado de nutrición al que se somete el país actualmente.
El objetivo principal es centrar una educación alimentaria adecuada, desde la perspectiva social, en este país. Los principales problemas de nutrición obtenidos a partir de encuestas eran el sobrepeso, la anemia y la deficiencia de micronutrientes. A lo largo de los años, se han tomado medidas y creado programas de Nutrición, con el fin de contribuir a solucionar los problemas existentes, lo cual ha atraído a la actualidad un interés en la Nutrición, recobrando fuerza y tomando como propósito el de mejorarla así como el promover mejores hábitos alimentarios que favorezcan la calidad de vida y salud de su misma población.
LA ALIMENTACIÓN EN MÉXICO
Diversas instituciones involucradas en el cuidado de la salud de la población han realizado intentos por orientarla pero mientras los esfuerzos no sean coordinados, los resultados serán insuficientes. El impacto de los programas de educación y orientación alimentaria sobre la población receptora no se ha evaluado, lo que impide emitir un juicio objetivo sobre su utilidad. Desde una perspectiva social, los esfuerzos han sido muchos pero los alcances, en general, cortos.
En la historia reciente, el Gobierno de México ha aplicado un gran número y variedad de políticas y programas de nutrición, para contribuir al mejoramiento nutricional en el país. Esto ha incluido programas de distribución de alimentos como desayunos escolares, despensas y canastas de alimentos.
Mucho se ha insistido en que la alimentación constituye una de las  múltiples actividades de la vida cotidiana de cualquier grupo social y, por su especificidad y polivalencia, adquiere un lugar central en la caracterización biológica, psicológica y cultural de la especie humana. Los alimentos no son únicamente sustancias que sirven para nutrir, así como tampoco la alimentación es un hecho biológico. El acto de comer, no es una mera actividad biológica, ni los alimentos son un conjunto de nutrimentos elegidos de acuerdo a razones estrictamente “nutricionales o dietéticas”. [1]
Las elecciones alimentarias debemos buscarlas tanto por el lado económico como sociocultural, aunque debemos tener presente que en ocasiones, existen asociaciones importantes. De Garine[2] menciona que los factores socioculturales que afectan la alimentación y la nutrición incluyen desde las tecnologías materiales hasta las ideologías y símbolos implícitos interrelacionados. Para este autor, estamos lejos de haber determinado las reglas que rigen el comportamiento  alimentario y este conocimiento es necesario para desarrollar programas eficientes que tengan por objeto el bienestar nutricional.
La alimentación es el primer aprendizaje social del ser humano y por lo tanto, al compartir una cultura, tendemos a actuar de forma similar. Es así que todos los comportamientos relacionados con el acto de comer forman la base de la cultura alimentaria, es decir, el conjunto de representaciones, de creencias, conocimientos y de prácticas heredadas y/o aprendidas que están asociadas a la alimentación y que son compartidas por los individuos de una cultura dada o de un grupo social  determinado dentro de una cultura.[3] En otras palabras, al momento que se estudia la alimentación nos adentramos a descubrir lo que hay detrás del comportamiento de los grupos sociales, lo que hacen, cómo preparan los alimentos y cuáles son sus razones de adaptación.
Los hábitos alimentarios de la población se han ido modificados paulatinamente. La cultura alimentaria nacional, con su amplio mosaico de expresiones regionales y locales, asumió tendencias al cambio, orientadas a homogeneizar los patrones de consumo mediante la incorporación de nuevos componentes en la alimentación cotidiana. Estas tendencias al cambio se han dado por igual en el medio rural y en urbano.  
La comida representa, da placer, pero también hace sufrir por razones propias de nuestra cultura. Ejemplo de ello, son algunas conductas extremas como el sobrepeso y obesidad en las sociedades, tanto industrializadas como no industrializadas, en las que se mezclan concepciones de género, dieta y cuerpo. En la actualidad se está dejando a un lado la dieta tradicional para adoptar una nueva cultura de comida rápida, con alto valor energético, pero pobre en nutrimentos esenciales, encaminándonos finalmente a una mala alimentación.
Ahora se sabe que, la dieta promedio mexicana es equilibrada y valiosa y es más recomendable que la de los países altamente industrializados, siempre y cuando se dé en condiciones de suficiencia y diversidad. Es decir, el predominio de cereales y leguminosas, el consumo abundante y variado de frutas, verduras y la adición de pequeñas cantidades de alimentos de origen animal, como ocurre en la dieta tradicional del país, es más recomendable que las dietas basadas en productos de origen animal, ricos en grasas saturadas y colesterol, donde los cereales son muy refinados y por ende pobres en fibra, y el consumo de azúcar es excesivo.[4]
En México, el aparente desarrollo económico de la última década, es un factor que ha contribuido en los cambios del estilo de vida y los hábitos alimentarios, por lo que se ha producido una transición nutricional hacia una alimentación cada día más parecida a la de algunos países industrializados. En un estudio efectuado en la población infantil mexicana por Levi[5] se evaluaron 11,415 niños de 5 a 11 años de edad, tanto en el área urbana como en la rural del Norte - Centro del país y se encontró una prevalencia global del 27 % de obesidad. El 38.6 % de esta prevalencia se encontró en los niños de 5 a 6 años de edad comparado con el 21% de niños entre 7 y 11 años.[6]
En los últimos años se han producido transformaciones radicales en la alimentación, sobre todo en las esferas de la producción, conservación y preparación de alimentos, ya que de los ámbitos doméstico y artesanal, estas actividades pasaron a las fábricas y, concretamente a las estructuras industriales y capitalistas de producción y consumo. La comida se convirtió en un gran negocio.
Al igual que en otros países, los niños mexicanos se ven expuestos a una cultura "pago-ahorro" es decir, pague menos y obtenga más. Este fenómeno se ve en restaurantes y tiendas de autoservicio entre otros. Otro ejemplo es el aumento desmedido en el número de establecimientos de comida rápida en los últimos años.[7] La industrialización ha ocasionado que estos productos contengan una materia prima deficiente, disfrazada con saborizantes que dan por resultados productos de buen sabor pero bajo valor nutritivo, además de estar respaldados con una estrategia de mercadotecnia, enfocada especialmente hacia los niños. La posible explicación sería el consumo elevado de azúcares simples (en forma de refrescos) y de grasa (como frituras), lo que ocasiona un aporte elevado de energía en la dieta.[8]
El excesivo consumo de comida rápida o "chatarra" y golosinas se convierte en un hábito para lograr que el niño se "alimente". Por comodidad, a modo de premio, o por falta de tiempo para cocinar, los niños y adolescentes ingieren comida rápida que aporta muchas calorías y grasas y contribuye al aumento de enfermedades crónicas no transmisibles.
En particular, se señala que la industrialización de los alimentos ha sido uno de los factores que han diversificado la alimentación: por un lado, entre ciertos grupos sociales que no tienen limitaciones económicas existe la posibilidad de salir de la monotonía alimentaria y de consumir alimentos más saludables. Y por el otro, no debemos de olvidar que un grupo mayoritario de la población mundial todavía persiste con sus mismas prácticas alimentarias, derivadas de sus limitaciones económicas y de la desigualdad social en la que viven.
Ahora bien, no solo la industrialización de los alimentos ha sido causa de los cambios alimentarios, sino lo que Toro[9] denomina, el mercado del adelgazamiento. A nivel social compartimos, además de las compañías alimentarias, los medios de comunicación y, lo que es más importante, sus contenidos, sugerencias e informaciones verbales que incluyen indiscriminadamente imágenes de cuerpos humanos.
La cultura del mundo globalizado, es la cultura creada por el gran capital, cuya característica principal es la de convertir simples objetos en los grandes fetiches de nuestros tiempos. En especial la televisión tiene un gran poder de convencimiento, desde este medio se emite y se adopta gran parte de la información que regula el pensamiento y conducta de las personas. A través de la televisión se busca la uniformidad corporal, la homogeneidad mediante la similitud de los cuerpos; la regulación del comportamiento individual y social, el control del pensamiento y la imposición de modelos y conductas que se manifiestan en las prácticas sociales.
El mexicano destina el 30 % de su ingreso a la alimentación y de este porcentaje el 10% se destina a refrescos. México es el segundo consumidor de refrescos en el mundo, sólo después de Estados Unidos. El 60 % de las familias incluyen el refresco en la dieta habitual dentro de los primeros diez productos de consumo, esto ha venido sustituyendo nuestras tradicionales aguas frescas de frutas.[10] De los anuncios publicitarios de televisión destinados a alimentos, el 85% están destinados a la promoción de refrescos, pastelitos y frituras.
Todas estas influencias terminan por manifestarse en las prácticas alimentarias de las personas, ya sea que aumenten su ingestión de alimentos principalmente de los considerados “no saludables” y que engordan o que se nieguen a ingerir alimentos, así como tener conductas que pongan en riesgo su vida.
Por ello en México se han implementado programas que ayuden a efectuar una mejor calidad de vida de su población.
Importancia de la educación en nutrición en México
El panorama que actualmente presentan los países desarrollados como los que se encuentran en vías de desarrollo, se caracterizan por una alta prevalencia de enfermedades crónicas, que suponen las principales causas de muerte. Los factores de riesgo para estas enfermedades están estrechamente relacionados con malos hábitos alimentarios, como el bajo consumo de fibra dietética, el alto consumo de grasas animales saturadas, bebidas alcohólicas y otros estilos de vida, tales como el sedentarismo y el tabaquismo. La elevada morbilidad y mortalidad relacionada con estas enfermedades demanda acciones curativas costosas, que consumen una parte importante del presupuesto asignado a la atención a la salud, que por ende son limitados.
Actualmente, son mucho los países del mundo que han replanteado políticas de salud, con objetivos a reorientar el gasto público en salud, se ha tratado de dar mayor prioridad a las acciones preventivas y de salud colectiva. Sin embargo, para que este cambio de política muestre efectos, se requiere más que la asignación del presupuesto; hay que fomentar entre los integrantes de los equipos de salud un cambio de mentalidad, que lleve a pensar más en términos de la atención primaria. La forma de lograrlo es dando mayor impulso a la medicina preventiva, a través del reforzamiento de sus acciones de prevención primaria, orientadas primordialmente pero no exclusiva al primer nivel de atención.[11] Los principales instrumentos de la prevención primaria son la educación para la salud y la prevención específica. La educación para la salud tiene un ámbito de competencia muy diverso, abarca aspectos tales como la promoción de una alimentación sana y equilibrada, una vivienda higiénica y funcional, fomento de la actividad física, acceso a fuentes de recreación, práctica del descanso reparador, así como la ampliación de la cultura sobre la salud.
Por su parte, la prevención específica va dirigida a evitar particularmente, una o más enfermedades. La magnitud de la tarea implica reconocer que el mantenimiento de la salud obedece a muchas causas, que su pérdida tiene un origen multicausal, lo que pone de manifiesto que el ámbito de acción del equipo de salud es muy amplio.[12]
El interés de la nutrición en salud pública, durante muchos años, tendía a entenderse sólo en lo referente a la seguridad alimentaria y, sobre todo, en el contexto de las carencias de nutrientes particulares. El énfasis de las acciones relacionadas con los problemas de deficiencias nutricionales, se ha extendido a problemas producidos por el exceso en el consumo de alimentos presente en los países desarrollados, y en grupos de población en los países en desarrollo. Se indica que las enfermedades relacionadas con dietas inadecuadas y estilos de vida poco sanos se están incrementando, por lo que existe una mayor prevalencia de obesidad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, y otras.
La conducta del hombre frente a la alimentación se relaciona con una serie de hábitos que determinan la forma en que elige sus alimentos, los prepara, los sirve, distribuye y consume.[13]
La alimentación y, consecuentemente, la educación nutricional son pilares fundamentales de la salud individual y colectiva de la población. Así lo contempla la OMS en sus objetivos de salud para el año 2000 y los recogen los diversos países en sus planes de salud, insistiendo en la importancia de los hábitos alimentarios como determinantes de la salud.
La OMS establece la recomendación sobre cantidades de energía y nutrientes diarios, de acuerdo a los diversos grupos de edad, sexo y actividad física. Ahora bien, la educación para una correcta alimentación es algo más que la consecución del equilibrio nutritivo y, por tanto, la educación nutricional ha de contemplar también los aspectos sociales y culturales que forman parte de ella.
El objetivo general de la educación nutricional es buscar actitudes y hábitos que resulten en una selección inteligente de alimentos y en el consumo de una dieta nutritiva para todas las edades. Para lograr estos objetivos es necesario el conocimiento de los principios básicos de la educación nutricional y también el estudio profundo del hombre, en todas sus manifestaciones que guardan relación con la alimentación.[14]  Estos principios básicos son:
  • El hombre necesita aprender a comer: el instinto no es una guía segura para obtener una dieta adecuada. Se debe educar el paladar del niño e introducir gradualmente en su alimentación distintos alimentos para que su dieta llegue a ser apropiada.
  • Los hábitos alimentarios son acumulativos: al introducir en una familia un nuevo hábito alimentario, este se trasmite a las siguientes generaciones. Así vemos familias que guardan recetas y recomendaciones dietéticas a través del tiempo, donde algunas fueron adquiridas por familiares, amigos o personas ajenas.
  • Los hábitos alimentarios no son estáticos: pueden cambiar con nuevos enfoques y significados que adquiere el alimento, especialmente con las nuevas técnicas de elaboración que facilitan la labor culinaria.
  • La educación puede modificar los hábitos alimentarios: cada individuo adquiere sus hábitos gracias a la enseñanza con lo que lo educaron, y también por medio de las personas ajenas al hogar, con quienes se relaciona.
  • Esta educación alimentaria debe cumplir una función social: una sociedad mal nutrida no puede bastarse a sí misma. Es más propensa a enfermedades y su rendimiento mental también se afecta.
El componente de educación en la nutrición, la promoción de una alimentación adecuada y estilos de vida sanos, recobra fuerza en la época actual: “Uno de los mayores desafíos con los que se enfrenta, es la tarea de mejorar la nutrición y promover mejores hábitos alimentarios que favorezca la salud. Todas las recomendaciones destinadas a alentar y apoyar dietas adecuadas y formas de vida sanas deben ser aceptables desde el punto de vista cultural y viables desde el punto de vista económico…”
A lo largo de los años, la población ha recibido diversos mensajes acerca de cómo alimentarse adecuadamente. Estos mensajes o estas campañas no han sido sistemáticos, ni homogéneos, los materiales, contenidos e impacto de los programas, no han sido evaluados. Las diversas instituciones involucradas en el cuidado de la salud de la población (Secretaría de Salud, Instituto Mexicano del Seguro Social, Instituto Nacional del Consumidor, Instituto Nacional de la Nutrición, entre otros) han realizado intentos aislados, por orientar a la población. Mientras los esfuerzos no sean coordinados, los resultados serán por demás insuficientes. La publicidad de alimentos es un arma peligrosa mientras no exista una reglamentación estricta para ella que evite que los esfuerzos que se llevan a cabo en otros niveles difieran mucho de tener el éxito esperado.
El impacto de los programas de educación y orientación alimentaria sobre la población receptora no se ha evaluado, lo que impide emitir un juicio objetivo en cuanto a la utilidad de los diversos esfuerzos, por demás aislados. Todo programa, por pequeño que sea, debe evaluarse con el fin de optimizar los recursos.
Cuando se tenga conciencia de que la buena alimentación de cada día es el mejor seguro para la salud, se habrá adelantado un paso definitivo hacia la derrota de las enfermedades.
Finalmente, se puede recomendar la implementación de políticas de orientación alimentaria en México cuyas principales bases sean:
  • La certeza de que ciertos conceptos permitan mejorar en forma notable la alimentación de amplios sectores de la población, a pesar de las limitaciones económicas y de infraestructura. Los conceptos que se transmitan deben ser claros, simples y prácticos.
  • El conocimiento de que los mensajes deben ser reiterados, cuidadosamente meditados y únicos para que no incurran en contradicciones que confundan al público. Sin embargo, deben ser adaptados a cada zona y a cada estación del año, pues la disponibilidad de alimentos difiere con la región y con la época. Para ello debería haber una coordinación entre las dependencias del sector público y del sector privado.
  • La temática se debe centrar en la alimentación y sus aspectos cotidianos pues es lo que al público más le interesa.
  • Es preciso cambiar algunos hábitos y otros deben reforzarse, ya que la cultura alimentaria nacional posee defectos pero también tiene cualidades que conviene fomentar. Urge prestigiar alimentos y patrones autóctonos pues presentan mejores alternativas desde el punto de vista económico, social y ecológico.
  • Es necesario que las demandas alimentarias creadas se sustenten tanto en el abastecimiento oportuno de los productos, como en la factibilidad de acceso a ellos.
Es aconsejable propiciar la participación activa de la comunidad en la planificación de los programas de orientación alimentaria para evitar esquemas pasivos que consideran al público sólo como receptor. Por tanto la sociedad mexicana tiene el deber y el compromiso de reafirmar y preservar la cultura alimentaria de la nación, permitiendo así cumplir un propósito para mejorar el bienestar alimenticio de nuestra población.
 

BIBLIOGRAFÍAS

[1] CONTRERAS, J et al. “Alimentación y Cultura”. Ariel, Barcelona, 2005.
[2] GARINE, Igor. “Aspectos socioculturales de la Nutrición”. Barcelona, 1995.
[3] CONTRERAS… Op cit.
[4] ARTEAGA PÉREZ, J. “El Sistema Alimentario: una perspectiva política”. Estudios Sociológicos, 1985.
[5] LEVI. S, et al. “Sobrepeso y obesidad en población escolar mexicana”. Libro de resúmenes del IX Congreso Nacional de Investigación en Salud Pública, 2001.
[6] Idem.
[7] PÉREZ GIL R, Sara Elena. “Decidir Entre Comer y No Comer”. Cuadernos de Nutrición, Vol. 32, Número 6, Noviembre – Diciembre 2009.
[8] Idem.
[9] TORO, J. “el cuerpo como delito”. Ariel, Barcelona, 2003.
[10] Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, México: INEGI, 2000.
[11] MARTÍNEZ AJ, ASTIASARÁN I, MADRIGAL H. “Alimentación y Salud Pública”. 2da ed. México, McGraw-Hill, 2002.
[12] ÁLVAREZ, R.” Salud Pública y Medicina Preventiva”. México. El Manual Moderno, 1991.
[13] RODRÍGUEZ DE LONGORIA, J. “El pan de cada día, una filosofía de la nutrición”. México, Editorial Trillas, 2000.
[14] SISTEMA NACIONAL PARA EL DESARROLLO INTEGRAL DE LA FAMILIA (DIF). “Programa de Asistencia Social Alimentaria. Consideraciones generales”. México, DIF, 1987.